La expansión de la sexualización infantil


Recientemente, visitaba un centro comercial para realizar unas compras. Mientras me encontraba en la fila para pagar, me percato que frente a nosotros hay un niño tarareando la canción de fondo, y que para ser honesto, ni me había dado cuenta de su existencia. Cuando enfoco mis sentidos para escuchar la lírica, quedé impresionado, tanto por el material explícito como por la idea de que la tienda cuenta con mercancía dirigida a nuestra población infantil. Esto me llevó a analizar el como la exposición de nuestros niños a este material parece ya ser parte del menú y luego cuestionamos si realmente influye en su comportamiento al desarrollarse. Y es que a medida que evolucionamos en la era digital, cada vez es más evidente el impacto del contenido multimedia en la formación y desarrollo de nuestra sociedad, y en especial, en nuestros niños. La música, las películas, los videojuegos y las redes sociales han demostrado su poder para formar la percepción del mundo en la mente infantil, y en algunos casos, su influencia ha traído consecuencias preocupantes. Una tendencia alarmante que ha surgido es la sexualización prematura de los niños en los medios. Ejemplos de esto pueden ser los videos musicales que presentan a los niños en atuendos y situaciones sexualmente sugestivas, o las películas que retratan a los niños en roles más allá de su edad, ejemplificando una madurez sexual prematura.
Y el resultado lo podemos apreciar en uno de los ejemplos más resonantes en la actualidad como lo es la película “Sound of Freedom”, que arroja luz sobre el problema del tráfico de niños y el abuso infantil, mostrando la crudeza de estas realidades. En el contexto de Puerto Rico, esta problemática adquiere un rostro particularmente desalentador. Según los datos de la Unidad de Delitos Sexuales y Maltrato de Menores de la Policía de Puerto Rico, ha habido un aumento significativo en el abuso infantil en los últimos años. Este incremento ha encendido las alarmas sobre la necesidad de proteger a nuestros niños y de educar a la sociedad en su conjunto sobre los riesgos que enfrentan. Y esto sin contar el sinnúmero de casos que no son comunicados ni reportados.
Es posible que el aumento de la sexualización en los medios esté alimentando, de alguna forma, estas estadísticas preocupantes. Los niños, expuestos a contenidos inapropiados, pueden verse forzados a madurar antes de tiempo, resultando en la pérdida de su inocencia y en una exposición mayor a situaciones de abuso. Sin contar, que cada día se facilita terreno para los depredadores cuando se provee material explícito constante en lugares accesibles y de la cual pueden aprovecharse para victimizar su actitud convirtiendo el acto en uno “tolerable”. La normalización de la sexualización infantil puede desensibilizar a la sociedad hacia comportamientos inapropiados, facilitando el trabajo de los explotadores. La línea entre lo inocente y lo inapropiado se vuelve borrosa, lo que puede poner a los niños en riesgo.
Es fundamental que se realice un esfuerzo consciente para proteger a los niños de esta tendencia nociva. Los padres, los educadores y los productores de contenido tienen la responsabilidad de asegurarse de que los niños estén expuestos a contenido apropiado para su edad, que fomente su desarrollo saludable y que los proteja de los peligros de la sexualización prematura y del abuso. Los medios pueden ser una fuerza poderosa para el bien, pero es necesario regular y monitorear su contenido para proteger a los más vulnerables. Asegurar la inocencia y la seguridad de nuestros niños debe ser siempre una prioridad, especialmente en una era en la que la información y el contenido están al alcance de un clic.
La expansión de la sexualización infantil en los medios, y su posible relación con el aumento del tráfico de niños y del abuso infantil en Puerto Rico, nos llama a actuar. Se necesitan cambios en la forma en que producimos y consumimos contenido multimedia. Proteger a nuestros niños es un imperativo que no podemos ignorar. Nuestra sociedad debe unirse para combatir esta problemática, estableciendo normas y leyes más estrictas para el contenido de los medios, y educando a los niños sobre los peligros que existen. Solo así podremos crear un futuro más seguro y saludable para nuestros niños, en el que puedan crecer y desarrollarse de manera apropiada y segura.

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