La Carta Anti-Machista: Ficha Electoral Para Embaucar El Voto Femenino


Los seres humanos existen en dos grandes expresiones genéticas sexuales que a su vez aportan gran diversidad física, psico-neurológica, prestancia espiritual y social. Siendo de igual humanidad con diferente diseño, mujeres y varones somos capaces de complementarnos en todas las áreas de la vida.
Muy a pesar de las ideologías sexualistas y de los “géneros” e “intersecciones” identitarias de las interminables listas de la teoría crítica “woke”: la biología no es estúpida y la naturaleza no es intolerante. Es lo que es, es lo objetivo y lo que funciona mejor, por eso los adversarios de la verdad acuden al embaucamiento político como estrategia de ataque.
A través de la historia las mujeres no la hemos tenido fácil. Sin embargo, cuando usamos nuestros dones naturales, sin complejos de tipo jerárquico ni sembradas en el victimismo o sentimientos de inferioridad o inseguridad: Hemos tenido acceso a ejercer diferentes modalidades de poder e influencia en los escenarios de la vida a través del tiempo. El poder de influencia de la mujer es un don irrevocable.
“Fast-forward” a la historia, en Puerto Rico tenemos una de las colecciones de leyes especiales más amplias que existen a favor de la mujer. Gracias a las antecesoras que dieron ardua lucha para nuestra plena participación democrática, derecho laboral e igual derecho a la propiedad, movilidad social y las oportunidades en general.
La tragedia es que el feminismo se degradó y se transformó en un arma para la destrucción social y un vehículo útil para la desestabilización política-económica. Al punto que han llegado a la fornicación política con el espectro de conductas sexuales contranaturales hasta el transpatriarcado con el borrado de mujeres y niñas e incluyendo idearios facilitadores de un estatismo bestial (el gobierno como sustituto del buen padre de familia y de Dios). Ese estatismo viene a ser la meta y a la vez la “religión” más peligrosa de los tiempos sacando una de sus más poderosas cartas de juego: La Carta Anti-machista
Esa carta anti-machista es una treta que los movimientos socio-políticos usan en algún grado, para embaucar o manipular a las mujeres. Embaucar se define por la Real Academia Española como: Engañar o alucinar, prevaliéndose de la inexperiencia o candor del engañado; sinónimo de engañar, encandilar, embelecar o engatusar. Lo peor, es que esta carta la juegan mayormente mujeres seduciendo intelectual o emocionalmente a otras mujeres. Para así montar el “girl power” y finalmente enfilarlas contra los hombres.
Es increíble que en pleno siglo 21 aún pretendan conquistar nuestro voto con la misma carta anti-machista. Esto es sumamente importante, dado que las mujeres somos el mayor porcentaje del voto.
Es alucinante que el mayor acelerante de la actual conducta machista es precisamente la ideología feminista de este tiempo. Bailan y cantan al conejo malo, glorificando al mundo narco y montándose sobre el mismo caballo están los políticos (mujeres y varones). Con idearios mayormente de izquierdas que ayudan a perpetuar tanto la guerra contra el varón como el síndrome de la mujer embaucada. Cuando digo izquierdas, me refiero a esa mentalidad política incongruente en lo económico y lo social, que existe en mayor o menor grado en todos los partidos de Puerto Rico, menos en uno (hasta el momento).
Desde la revolución sexual de la mitad del siglo pasado, han usado la carta anti-machista para: feminizar al varón, hacer caminos forzados para las mujeres en lugar de rutas a la libre o natural elección, feminizar la educación y hacer mucho dinero para los ideólogos. Entre muchas otras acciones que ya sabemos no funcionan en bien de la mujer y la sociedad. Se alimentó una guerra contra nuestros hijos varones y fabricaron “nuevas masculinidades” en lugar de fomentar la valorización de la complementariedad natural entre los sexos.
Tiraron al bebé junto con el agua y la bañera. Por erradicar las conductas de abuso o discriminación contra la mujer, dieron a luz una nueva cultura anti-hombre e indefinición sexual que acabará por extinguirnos, particularmente en occidente. Con esa fórmula, pretenden seguir ganando el voto de la mujer.
No digo que no se encuentre nada positivo en cada propuesta para favorecer a la mujer. Pero, en mi lectura y revisión de las plataformas de gobierno en los últimos tres cuatrienios, el marco para conquistar el voto de la mujer deja mucho que desear. La misma labia embaucadora una y otra vez gastando ríos de tinta digital que cuando se implementan, los frutos al final son un total desastre. Libretos copiados y pegados casi ad verbatim desde la “incuestionable, sagrada y todo conocedora Organización de las Naciones Unidas” (ONU) que a la hora de las guerras y conflictos bélicos, son un cero a la izquierda que no compone mucho e incluso tienen cientos de acusaciones de abuso sexual en sus filas según denunciado el año pasado y anteriores.
El machismo no se combate con anti-machismo, sino con inteligencia, sentido común y mucha buena voluntad. El marco ideológico y teórico exclusivamente feminista, de “género” y la carta anti-machista, termina por leudar toda la masa, llevándonos a una peor posición cada vez.
Las portavoces feministas se quejan porque no hay paridad en el número de mujeres y hombres en los puestos y el poder. Para ellas la representatividad de la mujer no es real o suficiente si no alcanzan por lo menos entre el 40% al 60% para mujeres en cada puesto del universo y que las jefas sean las mujeres de la izquierda o un hombre auto-percibido mujer con tacos y lápiz labial. Cuando el hecho de que haya más mujeres o miembros del espectro sexual divergente en una cámara legislativa o en una empresa, no viene a suponer una mayor democratización y éxito.
En cuanto a las mujeres en puestos políticos, por ejemplo en Cuba, los porcentajes de mujeres en su asamblea nacional son elevados. Sin embargo, no se puede hablar de que Cuba sea un país democrático y mucho menos que sus ciudadanos sean libres en muchos renglones. Más legisladoras en un país socialista o comunista tampoco ha sido capaz de arreglar nada.
En Puerto Rico la mujer ha llegado a la más alta esfera de poder. Ha alcanzado desde las alcaldías hasta la gobernación, comisaría residente, jueces asociadas y la presidencia del Tribunal Supremo de Puerto Rico quien es una mujer abiertamente lesbiana, presidencias y vicepresidencias de partidos políticos, etc. En la empresa privada las altas gerencias también se nutren con mujeres y hasta cuando voy a un restaurante de comida rápida o a la universidad, el mujerío es impresionante. ¿A dónde se fueron los hombres? me digo cuando me fijo que no los hay en ciertos lugares.
En lo laboral, la mujer ha gozado de mejores destrezas para adaptarse a los nuevos tipos de trabajos que los hombres. El desempleo en hombres en ocasiones es más creciente, aunque sean los varones los que más ocupen el porcentaje de participación laboral. Es decir, que cuando reducen al personal, a los varones les tocan más esos despidos.
De acuerdo con los datos segregados por sexo del 2022, hubo casi medio punto porcentual de diferencia con la tasa de desempleo de los hombres estimada en 7.1% y para las mujeres en 6.7%. Durante el tiempo aún pandémico del 2021 la diferencia por sexo fue de 1.2% de mayor desempleo para el varón. (Departamento del Trabajo y Recursos Humanos del Gobierno de Puerto Rico).
La carta anti-machista como elemento o discurso político no nos ha resuelto mucho ni a mujeres ni a hombres en 23 años de este siglo 21. Es todo ideología, no hay ciencia ni modelos realmente efectivos que vayan a las raíces de las disputas entre los sexos, la violencia, el discrimen, la desventaja socio-económica, etc. El establishment feminista vive de que la violencia no se mitigue, a lo que he llamado el Negocio de la Violencia. Si se llegase a usar los modelos correctos que vayan a las raíces de la violencia, se les acaba el guiso.
Nos siguen repitiendo hasta las náuseas la llamada equidad y perspectiva de género como un instrumento de análisis, educación y trabajo desde los años ’90 del siglo pasado. Facilitada y cada vez más aplicada tanto por administraciones PNP como PPD y el estrepitoso fracaso del PIP fiel creyente y defensor de tal perspectiva, que ni protocolos tenían para atajar hostigamiento contra mujeres en su propia colectividad… predicando en calzoncillos.
Para nada avalo ningún tipo de manifestación del machismo y tampoco la expresión sexista. Tampoco me dejo embaucar por la carta anti-machista. ¿Qué soluciones nos han traído con la carta anti-machista? ¿Qué han logrado con la carta anti-machista? ¿Hay menos malos tratos? ¿Hay menos depredadores sexuales? ¿Se ve en la factura de la luz y el agua? ¿Se ve en la facilidad para montar negocio? ¿Se ve en una mejor educación? ¿Se ve en los servicios de educación especial? ¿Se ve en los tribunales cuando llevamos las disputas o buscamos verdadero auxilio? ¿Se ve en la salud del país? ¿Se ve en la seguridad? ¿Se ve en el balance poblacional?
Para completar, las administraciones de los partidos con acceso al poder y las llaves al tesoro de las arcas públicas, les han regalado a los tales los millones de dólares sudados por nosotros que pagamos IVU y la dolorosa cada primera quincena de abril al Departamento de Hacienda, más los fondos que sudaron los contribuyentes federales. Once millones son los declarados por Pierluisi directamente, pero hay muchos millones más que se van por detrás para la ideología feminista y de género en las cocinas de cada agencia. Usan una impresionante creatividad contractual para allegarse los fondos y la Junta de Supervisión Fiscal padece del mismo mal.
Las feministas y feministos anti-machistas (para ser inclusiva) ¡Son insaciables! Son fornicarios políticos con las fracasadas agendas de la ONU, las llamadas “diversidades”, los dictadores de Latinoamérica y el Partido Democráta de EE.UU. Con esa “porneia” ideológica hacen cama y pretenden seguir embaucando mujeres para sacarles el voto.
Si en una institución la mayoría son mujeres menos el presidente, para el cartel anti-machista, sigue siendo una institución machista. Esa es la visión socialista de la igualdad de resultados en lugar de igualdad de oportunidades que el conservadurismo profesa.
El machismo no se mide por número de puestos, se mide por hechos concretos, contantes y sonantes. Si tanto cacareamos por igualdad política y social, pues entonces a competir igualmente. Cada persona sea mujer o varón con sus dones y talentos ¡Que gane el mejor o el que mejor convenza! ¿No es así?
Por último, mi mensaje al sector del conservadurismo puertorriqueño y aún los del centro-derecha del espectro político: Profundicemos bien y no seamos atrapados en vorágines emocionales. Cuando saquen la carta feminista-antimachista, discierna y raspe bien la superficie. Que aún cuando ciertos grados de machismo puedan estar presentes en el trasfondo cultural, lo que verdaderamente hay detrás es peor que la eterna pelea entre los sexos.
Lo que hay detrás de esa carta anti-machista es el fracasado ideario socialista que tanto abuso, cancelación de libertades, hambre y muerte aún está trayendo a tantos países y en estados de EE.UU. atrapados por las garras de las izquierdas. Desde esos idearios, las mujeres son sólo una ficha para usar y tirar. Eso es incompatible con el conservadurismo genuino, con el sentido común y con la razón.
No nos quitemos la conciencia ni tampoco nos quitemos de ejercer el voto. En la mejor de las posibilidades, mientras haya opciones y la libertad exista. ¡No nos dejemos embaucar y tampoco perdamos la esperanza!

Cuando Proyecto Dignidad gane las elecciones deben poner a Claribel Maldonado como Procuradora de la mujer.