El “bien común” y la agenda globalista de nuestros gobernantes


¿Qué es el bien común? ¿Quién lo determina? El concepto de “bien común” se ha convertido en el pretexto tras del cual se justifican los gobernantes para imponer sus parámetros de comportamiento dentro de una sociedad.
La llegada del COVID-19 ha permitido que el “bien común” se convierta en el mantra sagrado que recitan los gobernantes para justificar sus actuaciones. A su vez, el “bien común” es la razón incuestionable y el argumento que da por terminado cualquier debate. El “bien común” es la palabra final.
Por supuesto que existe un “bien común” y este, probablemente, se puede definir como “el respeto al derecho ajeno” o el principio bíblico de la Regla de Oro. Pero ese no es el “bien común” al que se refieren nuestros actuales gobernantes comprometidos con la política globalista.
El “bien común” es el canto de sirena que nos hipnotiza para que no podamos ver que, en realidad, nos llevan por el camino de la eliminación de aquellas libertades y derechos inherentes al ser humano. Ese “bien común” es el que nos convierte en una gran masa de personas sin valor que existe solo para formar una nueva sociedad concebida para cumplir los intereses de la elite globalista.
Para rescatar nuestra sociedad de manos de estos poderes supranacionales, necesitamos una definición del “bien común” que surja del consenso de los diversos grupos sociales en sus respectivos contextos nacionales y que tenga como objetivo principal la protección del grupo social primario de todos los seres humanos: la familia.

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