Iglesia Discípulos de Cristo bendice al pueblo de Naranjito a seis meses del huracán María


Naranjito, Puerto Rico – El pasado domingo, 18 de marzo, familias del pueblo de Naranjito fueron bendecidas por miembros de las Iglesias Cristianas Discípulos De Cristo en Maná y en la calle Comerío, al recibir artículos de primera necesidad.
La comunidad de Maná en Naranjito y áreas cercanas aún no cuentan con los servicios de energía eléctrica y agua potable, tras el paso del huracán María. A seis meses de este evento catastrófico la ayuda gubernamental que estas comunidades han recibido ha sido limitada. No obstante, la iglesia ha jugado un papel muy importante en el proceso de recuperación.
La Iglesia Cristiana Discípulos de Cristo en la calle Comerío (ICDCCC), ubicada en Bayamón, ha enviado provisiones a los pueblos de la montaña desde la semana próxima del huracán. Han hecho un vínculo con pastores de esa área para conocer cuales son las necesidades y provisiones que necesitan. Y de esa forma conseguir lo necesario para ayudar.
En esta ocasión fueron impactados los barrios Pueblito, Julio Ríos, Alonso Ríos y las Cruces. Establecieron una logística para llevar la comisión de una manera efectiva. Los miembros de ambas iglesias se dividieron en grupos y llenaron los vehículos con lámparas solares, comida caliente, agua y compra. Estas provisiones fueron repartidas por cada casa que encontraban. Además, tuvieron una clínica de vacunación contra la Influenza por médicos de las iglesias.
La experiencia de servir
Al finalizar la actividad, tomaron un tiempo para compartir las experiencias vividas y varias jóvenes de la ICDCCC contaron lo más que les había impactado.
“Lo más que me impactó es ver como después de tanto tiempo, todavía hay personas sin luz, sin provisiones y la diferencia de que en el área metro estamos súper bien en comparación con la montaña”, manifestó Paola Marrero.
“De esta actividad lo más que me impactó fue el visitar distintos hogares, pero sobre todo el encontrarnos con muchas personas envejecientes con necesidades y completamente solos, y que nosotros pudiésemos darle un ratito para orar por ellos y entregarles una comida, que aunque es poco, sabemos que recibieron el abrazo del Señor por medio de nosotros”, expresó Claudia Francia.
“Encuentro que esta experiencia fue muy gratificante, especialmente luego de haber tenido la oportunidad de hablar con trabajadores de FEMA, que inspeccionaban los hogares y me contaban la frustración que tenían al no poder ayudar a las personas. Al poder venir a la montaña nos encontramos con personas a las que se le fueron los techos de sus casas y que habían solicitado ayuda a FEMA, pero se la habían denegado. Sin embargo, la iglesia con sus propias herramientas y materiales fueron y asistieron a esa necesidad. Todo esto me ayudó a ver que si nos organizamos podemos trabajar bien y ayudar a nuestro prójimo en todo lo que podamos”, comentó Ana Pagán.

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