Para ti: Mujer Virtuosa

En este día tan especial, quiero dirigirme a ti, mujer valiente y virtuosa, que día tras día demuestra que la verdadera grandeza se construye en lo cotidiano, en el amor que entregas, en el sacrificio que haces y en la fe que sostienes.

Gracias, porque tu vida es un reflejo de fortaleza, incluso en momentos donde las lágrimas caen en silencio. Eres ejemplo de resistencia, no porque sientas miedo, sino porque decides enfrentarlo con la certeza de que Dios pelea tus batallas.

Gracias, porque en tu amor se esconde el secreto de hogares restaurados, de hijos que aprenden a amar y de amistades que encuentran en ti un refugio seguro. Tus palabras son bálsamo para el alma herida y tu presencia es faro en medio de la tormenta.

Gracias, porque cada vez que te levantas en oración, edificas tu hogar sobre la Roca, confiando en que Dios es quien guía tus pasos. Eres un testimonio vivo de que la verdadera belleza se encuentra en el corazón que ama con sinceridad.

Gracias, porque has decidido defender la verdad, aún cuando el mundo intenta convencerte de lo contrario. En tu firmeza se revela la sabiduría de una mujer que ha comprendido que no hay mayor honor que vivir conforme al diseño divino.

Gracias, porque tu ejemplo inspira a otras mujeres a reconocer su valor, no por lo que hacen, sino por quienes son en Cristo. Eres una hija de Dios, llamada a brillar con luz propia en un mundo que clama por esperanza.

Gracias, porque encarnas el espíritu de la mujer virtuosa descrita en la Palabra de Dios: fuerte, trabajadora, sabia y temerosa de Dios. Y hoy te celebro y elevo una oración por ti, para que el Señor te siga fortaleciendo, usando y bendiciendo. Que cada paso que des sea guiado por Su amor, y que nunca olvides que tu vida es invaluable, porque fuiste creada por el Creador de todo lo perfecto y hermoso.