¡Las Familias Buenas Somos Más! Ante el maltrato de menores en Puerto Rico


Todos los extremos son malos. El hacer generalizaciones también. De la misma manera que en el tema de la violencia contra la mujer está la falsa narrativa de que la culpa de todos los males la tiene un “heteropatriarcado”, también hay otras falsas narrativas que se esconden detrás del amplio complejo tema del maltrato a menores.
Es innegable e intolerable que hay abuso, maltrato y explotación de menores en Puerto Rico. ¡Claro que lo hay! Precisamente, son las voces del sector conservador las que traemos este tema casi todo el tiempo desde diversos ángulos, no solamente cuando surge públicamente una tragedia.
Por ejemplo, en el contexto del aborto en Puerto Rico, desde hace décadas muchas voces hemos levantando denuncia pública. No se sabe quiénes embarazaron a las niñas entre 11 y 14 años de edad llevadas a los abortorios. Niñas que con toda probabilidad fueron violadas y obligadas a abortar. Las 115 niñas durante los últimos 5 años, a las previas 376 niñas entre el 2010 al 2015; y a las 684 niñas entre el 2001 y el 2010. Casos de 1,175 niñas que los abortistas aunque informaron sus abortos, no reportaron ni al Departamento de la Familia, ni a la Policía para que fueran investigados los incestos, explotaciones, trata humana, violaciones, etc.
Las mismas niñas que el Secretario de injusticia, Domingo Emanuelli, se refirió a ellas como si fueran mujeres (adultas) y “damitas” a las que no se les debe (según él) restringir el aborto o informar a los padres.
Ante los casos trágicos recientes que se explotan para los “ratings” no caigamos nosotros en el vicioso desbalance narrativo de que ese es el único cuadro de La Familia Puertorriqueña. La fiebre no está en la sábana, sino en el que está enfermo. No invisibilicemos la otra realidad social del resto de las familias puertorriqueñas. Las que sí cumplen sus deberes, sí son responsables, sí son sanas y sí se esfuerzan por sus hijos.
No hay familias perfectas, pero sí hay familias felices, sanas y buenas. Puerto Rico cuenta con un caudal de familias bien capacitadas. Familias totalmente aptas para ejercer su libertad fundamental natural en la crianza, educación y el cuidado de sus hijos. Esa realidad poderosa hay que seguirla fomentando. Estas familias buenas merecen ser fortalecidas, reconocidas, valoradas y visibilizadas. Gracias a esas familias buenas, no nos hemos hundido todavía a pesar del asalto que ha sufrido La Institución Familiar en los últimos 70 años.
Ante las más recientes desgracias, la oposición al sector conservador se atreve a burlarse de nuestros reclamos: “A mi hijo lo educo yo” y “Los hijos no son del estado”. Han sacado de su clóset ideológico un ataque oportunista con NARRATIVA VICIOSA. Para colmo, proponen otra vez, la imposición de la fracasada ideología de “género” que no previene ni resuelve nada.
Según el Perfil del Maltrato de Menores de Puerto Rico (2018-2022), el doctor Disdier del Instituto de Estadísticas expresó: “en términos generales, más de 5,000 menores son maltratados anualmente y que actualmente la tasa de maltrato se puede estimar en 10 menores maltratados por cada 1,000 menores de 18 años residentes en Puerto Rico”.
La población estimada de 18 años o menos en Puerto Rico está cerca al medio millón (545,790 – 2021). Ciertamente, 10 menores maltratados por cada 1,000 es inadmisible. De los estimados 5,000 casos por año, entre el 1.2% al 1.8% son de abuso sexual (2018 al 2021). La mayoría de los casos de maltrato son por negligencia. ¡Eso es escandaloso y desgarrador! Por otro lado, tampoco el estado está diseñado para amar y proteger a los hijos, por más que lo intente. Aunque ciertamente el estado tiene el deber de rescatar y salvar vidas.
Sin embargo, que todo el dolor de las recientes noticias, no nos robe la capacidad para reconocer la otra parte de nuestra realidad: Cientos de miles de niños están siendo amados, cuidados y educados al amparo de familias buenas. Familias que están haciendo lo mejor que pueden, muchas veces con infinidad de factores políticos y socio-económicos en su contra. Familias que se han quedado en la isla ¡A luchar!
En un Puerto Rico donde nos hacen cada vez más difícil construir familia, con agendas para seguir invadiendo nuestros derechos naturales y quitándonos la autoridad a los padres… ¡Contemos nuestras bendiciones! Aún nos quedan miles de familias buenas.
¿Imaginemos si ese tesoro de familias buenas y esforzadas no existieran? Entonces sí que esta isla se hubiera convertido en humo y polvo porque nos hubiéramos comido vivos unos a otros. Por otro lado, hay una realidad paralela que hace crecer raíces de maltrato y violencia. Raíces resultado del innegable quebrantamiento moral promovido por las propagandas e ideologías que les compramos al feminismo radical, a la revolución sexual y al paternalismo gubernamental, entre otros factores.
Las estadísticas no obligan un destino, pero sí nos muestran las tendencias y los desafíos a enfrentar.
- Estructura familiar monoparental, madres criando solas. El abandono o la ausencia de la figura paterna en Puerto Rico es del 45.8%.
- Entre el 65% al 71% de los casos del maltrato de menores los comete la madre (2018-2022).
- El policonsumo de alcohol y drogas (medio millón de personas que combinan alcohol y otras drogas a la vez). Desde dónde se disparan buena parte de los casos de violencia doméstica, maltrato a menores, accidentes y violencia en las calles (Recinto Ciencias Médicas desde 2008).
- El consumo digital (los dispositivos con acceso a las redes sociales a cada vez más temprana edad) con una cultura popular (líricas musicales que normalizan relaciones violentas, sexualizantes, pornografía, drogas, etc.) agravan la situación vulnerable en menores de edad.
- De los hogares de madre criando sola, el 68.3% vive bajo nivel de pobreza (2017).
Todo lo anterior, muchas veces es motivado por las carencias existenciales de personas faltas de atención, amor, identidad, propósito, valores, salud mental y salud espiritual. Aunque la pobreza económica, el narcotráfico y el paternalismo gubernamental inciden en el asunto del maltrato a menores, la pobreza espiritual es el caldo de cultivo más profundo. Con propagandas de engaño al corazón echan raíces las falsas narrativas que nos esclavizan y destruyen.
¿A qué estamos llamados?
Estamos llamados para actuar, corregir, enseñar, proclamar e inspirar a otros con el buen ejemplo de hacer todo lo que es bueno y verdadero. Seamos luz sin miedo alguno a ser señalados como fundamentalistas, religiosos, mojigatos, moralistas o retrógrados. Hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para fortalecer la fibra humana en nuestro Pueblo. ¡Las familias buenas somos más! Asumamos un mayor compromiso. No hay duda de que el tesoro social más exitoso que existe es: LA FAMILIA NUCLEAR SANA, PRODUCTIVA Y LIBRE.

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