La Neurodiversidad en la Iglesia


¿Qué medidas están tomando las iglesias para facilitar una enseñanza plena y correspondiente a nuestra población neurodivergente?
La primera vez que visité una iglesia con la intención de buscar de Dios y conocerle más allá de lo que me habían enseñado en mi hogar, recuerdo sentir un poco de confusión. El templo en aquel entonces albergaba una cantidad inmensa de feligreses que cantaban con gozo mientras que varios ujieres me mostraban el camino para sentarme junto a otros. Y aunque tenía una combinación extraña de felicidad y paz, no comprendía la razón de mis emociones. Recuerdo levantarme del asiento y mirar a mi hermano mayor a sus ojos, siendo esto suficiente para que el me agarrara de la mano y me llevara a un salón justo cerca de una de las entradas. Al abrir la puerta, una dama con una dulce sonrisa y con ojos iluminados de infinita misericordia me recibe con los brazos abiertos. Fue en ese día que tuve el honor de conocer a una de las mujeres más sabias y que a través de su enseñanza me mostró el camino a seguir y una semilla de amor fue sembrada de tal manera que hoy, 24 años después sigue dando fruto.
El impacto que la escuela dominical tuvo en mi vida fue uno de gran importancia porque me brindó la oportunidad de aprender y comprender los valores fundamentales de la fe, como el amor, la compasión, la generosidad y el perdón. Valores que ayudan a nuestros niños a desarrollar una sólida base ética y moral que guiará sus decisiones y acciones en su vida cotidiana. Ser parte de una escuela dominical les permite a los niños desarrollar una conexión personal con su espiritualidad y creencias. A través de la enseñanza de estudios bíblicos y principios de fe, los niños pueden fortalecer su relación con Dios y desarrollar una comprensión más profunda de su propósito en el mundo. Sin contar que la escuela dominical fomenta un sentido de comunidad y pertenencia en los niños. Al participar en actividades grupales, como cantar, orar y realizar proyectos colaborativos, los niños aprenden a trabajar juntos y a formar relaciones significativas con sus compañeros y líderes espirituales. Esto les brinda un apoyo emocional y social importante.
Ahora, conociendo los beneficios que la escuela dominical brinda a nuestros niños y de la que acabo de dar fe en el comienzo de este artículo, pensemos en un escenario diferente, pero al que algunos padres han enfrentado en los últimos años. Imaginemos el caso de Eli, una niña con autismo que anhela participar en la escuela dominical de una iglesia local. Sin embargo, se encuentra con múltiples obstáculos debido a la falta de preparación y comprensión sobre la neurodiversidad en ese entorno. El personal de la escuela dominical y los líderes pueden no estar familiarizados con las necesidades específicas de los niños neurodivergentes y no tener las herramientas o el conocimiento necesario para brindarles un apoyo adecuado. La falta de adaptaciones y la falta de conocimiento sobre cómo abordar la sobreestimulación sensorial pueden convertirse en grandes barreras para la participación de Eli en la escuela dominical. Las luces brillantes, el ruido alto y las actividades caóticas pueden ser abrumadoras para ella, dificultando su capacidad para concentrarse, participar y comprender las enseñanzas de fe que tanto aspira a aprender. Y es que esto nos lleva a cuestionarnos, ¿qué medidas están tomando las iglesias para facilitar una enseñanza plena y correspondiente a nuestra población neurodivergente?
La iglesia brinda un espacio de apoyo emocional y social para los niños neurodivergentes. Al formar parte de una comunidad religiosa, los niños tienen la oportunidad de establecer relaciones significativas con sus compañeros y líderes espirituales. Específicamente la escuela dominical puede ser un lugar donde encuentren amistades genuinas y donde se sientan aceptados y valorados tal como son. Además, el apoyo emocional brindado por la comunidad puede ayudar a los niños neurodivergentes a lidiar con el estrés, la ansiedad y otros desafíos emocionales que puedan enfrentar.
Si queremos que esta población tenga la oportunidad de conocer a Dios en su extremo amor, es esencial que la escuela dominical y la iglesia estén preparadas para proporcionar las adaptaciones y los apoyos necesarios para las personas neurodivergentes. Esto puede incluir la capacitación del personal y los líderes religiosos en la comprensión de las diferentes condiciones neurodivergentes, así como la implementación de estrategias y recursos adecuados. Para lograr esto, es necesario que la iglesia brinde capacitación y concienciación a sus líderes y miembros sobre las diferentes condiciones neurodivergentes y las mejores formas de interactuar y apoyar a estos niños. Esto puede incluir la implementación de estrategias de comunicación claras, adaptaciones en las actividades y la creación de espacios seguros y tranquilos para aquellos que necesiten un descanso o un ambiente menos estimulante. Estas experiencias pueden brindarles un sentido de propósito y significado en la vida, así como una base ética y moral en la que apoyarse.
La iglesia tiene el potencial de ser un refugio y un faro de esperanza para los niños neurodivergentes y sus familias. Al proporcionarles un ambiente seguro y compasivo, donde se les brinde apoyo emocional, se enriquezca su vida espiritual y se les valore como miembros importantes de la comunidad, la iglesia puede marcar una diferencia duradera en sus vidas. Al transformar sus prácticas y entornos para adaptarse a las necesidades de estos niños, la iglesia puede ser un nido de amor y aceptación, creando un espacio donde todos los niños, sin importar su neurodiversidad, se sientan amados, valorados y conectados con su fe y puedan ser un testimonio vivo de lo que una enseñanza temprana cristiana puede hacer en sus vidas, así como lo hizo en mí.

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