Ídolos o Modelos a seguir


En los últimos días hemos visto como los medios han presentado figuras públicas como guiones a seguir en este libreto de la vida. Desde cantantes, actores hasta figuras políticas, algunos han comprado la propaganda inusual que posiciona a estas figuras en un pedestal de perfección. Tomando así, la fragilidad humana de estos individuos y omitiendo sus iniciativas erróneas con emociones de empatía. Y es que es importante mencionar, que la empatía es clave para desarrollarnos como individuos, pero, lo que no es saludable es tener empatía con algunos y con otros no.
Curiosamente, si la figura es aceptada por los medios, omiten sus errores y enaltecen lo que entienden son aportaciones positivas a la sociedad, ahora, si la figura tiende a aportar positivamente pero no es aceptada por los medios, enaltecen sus errores. Es como si fuéramos responsables de apoyar y seguir a estas figuras independientemente de sus acciones, siempre y cuando sean parte del movimiento popular y cónsono con los ideales que solo apoyan el libertinaje de algunos. Y esto nos lleva a una pregunta legítima, ¿estamos adorando ídolos o admirando modelos a seguir?
Cuando idolatramos a una figura, tendemos a justificar sus acciones porque las mismas se alinean a nuestro pensar y sentir. No importa si las mismas afectan el bienestar social, nos engañamos pensando que son el ejemplo que todo individuo debe seguir. Esto causa, que enfoquemos nuestros esfuerzos en promover una figura que pareciera comunicar la causa correcta cuando quizás sus acciones están encaminadas a mantener la aceptación popular del pueblo, y, por ende, su mensaje parecerá estar lleno de sabiduría cuando en realidad está basado en su propio interés. No siendo constante, su esfuerzo actual no está alineado con lo que promueve en sus acciones diarias, canciones o expresiones.
Es por esto que somos testigos de la inconsistencia y la falta de sentido en su diario vivir, adaptando el mensaje a su conveniencia. Bien dice la Biblia en Santiago 1:8: “El hombre de doble ánimo es inconstante en sus caminos”. Ahora, esto no quiere decir que en algún momento el mensaje que estos brindan no esté alineado con la realidad social. Mas el discernimiento en nuestras vidas es esencial para identificar si el mensaje se basa en el deseo auténtico de traer bien a nuestra sociedad. Así mismo, debemos identificar si el mensaje es brindado por una iniciativa temporera y si proviene de una figura que enfoca sus esfuerzos en promover los valores, el respeto, entre otros… Y es aquí cuándo debemos preguntarnos, ¿realmente esta figura es un modelo a seguir?
Un modelo a seguir no tan solo grita a voces el malestar social que nos ampara. Tampoco es quien apoya de forma temporera los derechos de nuestra sociedad. Sino una figura que defiende cada día los atropellos constantes contra la familia. Es aquel que defiende los valores y que no tan solo los vocifera, sino que los vive en su entorno. Es aquel que, con sus acciones, muestra cada día que su enfoque se basa en actuar en beneficio de la sociedad sin importar si es apoyado o aceptado por lo medios. Es aquel que no espera a que la resistencia se convierta en “trending” para luchar a favor de los necesitados. Un modelo a seguir es aquel que defiende la vida.

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