El silencio y sus consecuencias


En los últimos días hemos presenciado cambios de gran importancia. Desde el golpe tributario a Disney por su agenda distorsionada hasta la anulación de Roe v. Wade, vemos como poco a poco la vida y la moral son apreciadas como parte de nuestra base como sociedad. En momentos donde múltiples organizaciones mantienen esfuerzos continuos en promover prácticas dañinas hacia la familia y el derecho fundamental a la vida, incluyendo figuras políticas, vemos como se levantan voces valientes que han decidido defender y enfrentar a estas entidades. Y esto nos lleva a la pregunta clave: ¿cuán peligroso es el silencio?
No es secreto, que los grupos más vocales y que tienden a presentar sus ideales como representativos y alineados con el pensar de la mayoría, son aquellos que impulsan agendas egocentristas que buscan satisfacer sus metas e intentan convertir su entorno en uno que se adapte a su libertinaje. En ocasiones, cuando se encuentran en desventaja, tienden a recurrir a la violencia verbal y física ante personas con ideales diferentes o vandalizan estructuras privadas expresando así su descontento. Y es que parte de las razones por las cuales los medios mantienen una audiencia constante es cubriendo aquello que cause un impacto inmediato, siendo el método más ágil, el ruido.
Si tomamos los retos sociales que actualmente enfrentamos, y realizamos un análisis profundo de cómo se fueron posicionando ideales de esta índole en nuestra sociedad, nos damos cuenta de que por años ha habido iniciativas que de manera camuflajeada encaminaban a nuestra sociedad a adoptar estos ideales. Muchas de esas ocasiones, estas “ideas” fueron aceptadas como método empático para no vernos afectados ante la opinión pública y causar una impresión que no afectara nuestra imagen. Y es ahí, cuando a través del silencio, decidimos no batallar contra esta agenda y nos engañamos pensando que todo estaba bajo control. Pero, de piedra en piedra se crea un puente. Y es que de iniciativa en iniciativa ahora nos encontramos combatiendo contra el gigante que ha corrompido la educación, los medios, las corporaciones que emplean a miles de individuos y entidades políticas de impacto social que, por temor a ser atacados verbal o físicamente, no se atreven a pararse firmes a defender tanto a la familia como a la vida.
Es en este momento que se han levantado personas con valores y experiencia a hacer frente a estas agendas. Y en un período tan corto como lo que va de año, han demostrado que, con voz, firmeza, datos, sabiduría y enfoque en el bienestar social, se pueden hacer cambios de bien y de beneficio para todos y que estos cambios son apoyados por la mayoría. Vimos las consecuencias del silencio, y como sociedad, debemos entender que este es el momento para hablar sin miedo a ser discriminados. Que la vida debe ser defendida en cualquier etapa en la que se encuentre y que la familia debe ser protegida ante agendas que buscan corromper la imagen de amor y estabilidad que esta representa.

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