La adopción, una institución manoseada en la región


La adopción, está siendo desvirtuada en la región de su propósito original.
Esta institución de origen conocido en la India, está viéndose severamente manoseada y desviada de su propósito principal que es proveerles hogar a menores de edad, asegurarles una vida llena de amor y una estructura sólida para crecer de forma segura y adecuada.
La adopción como opción en Latinoamérica es relativamente joven, sin embargo, de forma silenciosa ha estado sufriendo cambios y variaciones importantes que para algunos ya rayan en lo perturbador.
Recientemente se hiciera viral la noticia de que un hombre soltero en México habría sido la primera persona en adoptar sin llenar el requisito obligatorio de estar casado para ello. Se trataba de Bismarck Rogelio quien, gracias a la nueva Ley de Adopción, adoptó a un bebé; situación donde las personas involucradas en esta historia, capitalizaron políticamente la “hazaña” que no es tal. Desde registradores, alcaldes, gobernadores, todos tomaron una tajada del nuevo “triunfo” del progresismo en México.
Una ley claramente estructurada con el propósito de moldear bajo las propuestas y premisas de la Agenda 2030 el esquema familiar.
Los requisitos que se solicitan para considerar viable la adopción en México bajo esta ley no son muy diferentes a los que se solicitan para comprar un carro, y donde cosas como exámenes de salud mental y recaudos detallados de existencia de comportamientos criminales del solicitante brillan por su ausencia.
No habría pasado un mes cuando se hacía viral en similares circunstancias la noticia en Argentina, esta vez, con el director teatral José María Muscari quien a diferencia de Brismarck Rogelio, adoptaba a un niño adolescente.
En esta segunda historia saltaron las alarmas de usuarios en redes sociales, porque genera demasiada suspicacia el que un hombre soltero, entrado en edad, esté adoptando a un adolescente. Las especulaciones y comentarios de todo tipo no se hicieron esperar.
El progresismo con su propuesta impositiva de deconstruir a lo que llaman despectivamente la “familia tradicional” ha gestado todos los esfuerzos por atacar esta sagrada institución que es la base y columna vertebral de la sociedad.
Se han dedicado a crear nuevas formas de familia, como la llamada monomarental (madre sola) o monopaternal (padre solo), a inventar denominaciones y un neo lenguaje prácticamente imposible de entender y pronunciar, de manera de crearle estructura y normalidad a lo que no es normal y ellos intentan regular, valiéndose de pluralidad de herramientas, entre ellas, la creación de leyes, para así validar y asegurar bajo el manto de la legalidad su visión y propuestas.
Sin embargo, es importante y vital traer la razón y sensatez de regreso a esta conversación.
La institución de la adopción, se creó para procurarle un hogar, amor y cuidados a niños que, por circunstancias de la vida, no contaban con padres o estructura familiar para que se encargara de ellos. Esta institución, jamás fue creada con el propósito de saciar deseos de adultos o alimentar fantasías personales.
Esta institución, al igual que la opción médica de fertilización in vitro, por desgracia, se desvió considerablemente de su propósito original, para dar paso a satisfacción de carencias de adultos que no cumplen los requisitos naturales y maleando a su antojo, han distorsionado totalmente hermosas y nobles causas, que a la fecha por desgracia se han prestado para tragedias como las de incontables casos donde niños son abusados.
La llamada “adopción monoparental” pareciera haber llegado para quedarse en la región, al menos así lo indican los hechos.

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