“Estad quietos y conoced que Yo soy Dios” lección de vida en medio del huracán


La adversidad tiene el potencial de despertar lo mejor que hay en nosotros. Despierta nuestra confianza en aquel que todo lo puede, enfoca nuestra mirada en los seres que amamos y minimiza nuestro ego, haciendo de los que rodean una prioridad impostergable.
El huracán Irma nos envía una gran lección de vida, y es que aunque yo pierda el control, aún cuando mis fuerzas se acaben y el temor se apodere de mi vida, hay un mensaje del cielo que nos dice:
“Estad quietos y conoced que Yo soy Dios.”
La pérdida de las cosas materiales son efímeras y pasajeras comparado con la transformación del carácter que es uno eterno. No hay fe sin crisis. El coro de la canción “calma” de Ricardo Rodríguez dice: “calma que la vida no se acaba con el sol de la mañana volverás a sonreír. Calma nunca pierdas la esperanza, Dios permite las tormentas siempre para bendecir.” Si hoy tengo algo más que claro es que, el viento huracanado no movió al hijo de Dios que está entronado.
Amada patria borincana. El sigue siendo Dios. Su amor incondicional, su fidelidad y su misericordia no lo determina lo fuerte de la tormenta, sino la certeza de que el esta a mi lado aún en medio de ella. Es mi oración que esta experiencia despierte en ti y en mi el deseo de servir y bendecir a los que nos rodean. Puerto Rico es bendecido, Puerto Rico es de todos los que con voz en cuello y manos laboriosas gritamos… Salvemos Puerto Rico!

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